La crítica de Bernardo de Claraval a los excesos de arte románico, en el Apología dedicada a Guillermo de Saint-Thierry:
"¿Qué hacen en vuestros claustros en donde los religiosos se consagran a las lecuras sagradas, esos monstruos grotescos, esas extraordinarias bellezas deformes y esas bellas deformidades?¿Qué significan aquí los monos inmundos, los leones feroces,los extraños centauros que no tienen de hombre más que la mitad? ¿Por qué tigres rayados? ¿Por qué guerreros en combate? (...) En fin, la diversidad de esas formas aparece tan múltiple y tan maravillosa que se descifran los mármoles en lugar de leer los manuscritos, que el día se pasa en contemplar esas curiosidades en vez de meditar la ley de Dios".
Citado por Georges Duby, en San Bernardo y el arte cisterciense. El nacimiento del gótico.
Madrid, Taurus, 1985.