Juan Sánchez Cotán (1560-1627). Bodegón con cardo y zanahorias. Óleo sobre lienzo, 63x85 cm. Museo de Bellas Artes de Granada.
Juan Sánchez Cotán. Bodegón de caza, hortalizas y frutas, 1602. Óleo sobre lienzo, 68x89 cm. Museo del Prado.
"En el marco arquitectónico de la ventana, las formas aprecen perfiladas contra una profunda negrura. Apoyado contra la pared derecha de la abertura, un gran cardo blanco rosado proyecta una fuerte sombra y se curva por encima del borde de la ventana. A su lado hay dos rábanos blancos cuyos extremos parecen perforar el plano del cuadro, y tres zanahorias. El juego de luces y semi-sombras sobre estas raíces y las fuertes sombras en el alféizar de la ventana crean un sentido del espacio claro y preciso que aumenta la ilusión de realidad causada por las formas minuciosamente observadas"
William B. Jordan, "La imitación de la naturaleza. Los bodegones de Sánchez Cotán". Catálogo de la exposición, Museo del Prado (17 de noviembre de 1992- 17 de enero de 1993).
W. Claesz Heda (Haarlem, 1594- ca.1680). Es uno de los primeros artistas dedicados casi por completo a la pintura de naturalezas muertas. Sus obras se caracterizan por la presentación de unos cuantos elementos (objetos y alimemtos) ordenados con simplicidad. La frugalidad representada hace alusión a la fugacidad de los placeres terrenales, su irremediable caducidad. Las superficies destacan por la variedad de su textura (metales, vidrio...etcétera) y el efecto realista conseguido.
Antonio Pereda (1611-1678). "El sueño del caballero". Madrid, Academia de Bellas Artes de San Fernando
Valdés Leal (1622-1690), Finis gloriae mundi, 1671-72. Óleo sobre lienzo, 220 x 216 cm. Iglesia del Hospital de la Santa Caridad, Sevilla.
"En primer término de esta pintura aparece el cadáver de un obispo en su ataúd, revestido de sus ropas litúrgicas entre las que aparece su esqueleto con restos de sus anatomía momificada (...) A su lado figura el cadáver de un caballero de Calatrava envuelto en su capa, alusión probable al mismo Mañara que quiso así anticipar la representación de su propia muerte (....) la mano llagada de Cristo resucitado rodeado de un halo luminoso. De esta mano pende una balanza en cuyo plato izquierdo , junto con la leyenda "ni más", aparecen símbolos de los pecados capitales que conducen a la condenación del alma. En el otro plato aparece la inscripción "ni menos", junto con símbolos de la virtud en los ejemplos de oración, penitencia y caridad".
Valdés Leal, In ictu oculi. Hacia 1671. Óleo sobre lienzo, 220 x 216cm. Iglesia del hospital de la Santa Caridad, Sevilla.
" (...) aparece la muerte, que ha llegado de forma súbita, llevando bajo su brazo izquierdo un ataúd junto con una guadaña y una mortaja. Con su mano derecha apaga bruscamente la llama de una vela, sobre la cual aparece la inscripción latina que da nombre al cuadro y que pertenece a la primera epísttola de San Pablo a los Corintios en su capítulo 15 versículo 52. La advertencia escrita de que la muerte llega en un abrir y cerrar de ojos, es decir, en un instante, extinguiendo la vida humana inesperadamente, se refuerza en la pintura con la presencia de numerosos atributos que aluden a la vanidad de todas las glorias y placeres que el hombre puede disfrutar en sus existencia y que ha de abandonar cuando le llega el instante final. (...) El poder que emana de la púrpura civil o eclesiástica es especialmente señalado (....)En la parte inferior aparecen otros símbolos de la gloria de las armas o de las letras y las ciencias. Allí figuran una armadura, una espadda, un bastón de mando, otras lujosas telas y varios libros..."